lunes, 10 de noviembre de 2008

Ricardo Fabio Giraldo: Asesor deportivo y ex secretario de Gobierno de la ciudad de Manizales

En Colombia ha habido una evolución de la juventud complicada. Primero, ha habido una evolución que tiene que ver con las pandillas juveniles: hay mucha gente que se metió al barrismo porque le gusta el equipo, pero otros porque encontraron en el barrismo, y en estas barras del fútbol, una oportunidad de desarrollar actividades que antes desarrollaban alrededor de un capo, de un líder. Y ahora el ideal del lider y el capo es un equipo de fútbol.
Y ahora esa pandilla juvenil ya no es de 10 o 15 personas sino que es de 1.000 a 10.000 personas, y ahí puede el joven desembocar gran parte de la violencia que lleva por dentro.

Factores ambientales:
Por un lado hay que mirar a la educación: en nuestro país tenemos una falla compleja en la educación.
Por otro lado, tenemos cuatro puntos fundamentales. Primero, la drogadicción. Cuando se legalizó el porte de la droga con la dosis personal, yo diría que se legalizó prácticamente la drogadicción en Colombia. Lo que está prohibido es el tráfico y la venta de droga, pero no el consumo.

Ahora esa pandilla juvenil ya no es de 10 o 15 personas sino que es de 1.000 a 10.000 personas, y ahí puede el joven desembocar gran parte de la violencia que lleva por dentro.
Y nosotros nos hemos equivocado en un aspecto: el drogadicto no es un problema de orden público ni de policía, como lo estamos tratando actualmente en el país. El que es drogadicto es un enfermo y debería tratarse como un problema de salud pública.
Otro factor es el alcoholismo. Cada vez el joven empieza a consumir alcohol a una edad más temprana. Y el alcoholismo tiene un grave problema: que es auspiciado por el mismo estado. Mucha parte de la educación de nuestro país se mueve por los recursos que recogen alrededor del licor. Además de que por nuestra propia educación hay padres que se sienten orgullosos porque el muchacho de 14 años se pegó su primera borrachera con el papá. Todo eso va alrededor también de las barras.

Las personas mayores creemos que nosotros ya lo sabemos todo. Y cometemos el error que cometen muchos padres, el de no escuchar a sus hijos.
Después está la violencia intrafamiliar, que es una violencia bien compleja, porque es una violencia del portón hacia adentro, que nadie conoce. ¡Cuánta violencia intrafamiliar sucede en nuestro país! Entre cónyuges, entre padres con hijos, en hijos para con los padres... y así sucesivamente, eso va generando un conflicto bien grave en nuestro país.

Y por último, el desempleo: es la oportunidad del joven. Éste fue uno de los puntos principales que trabajamos en Manizales, y por eso en cierta manera el programa "Hinchas por la paz" ha sido exitoso: porque nosotros hemos empezado a escuchar al joven.

Las personas mayores creemos que nosotros ya lo sabemos todo. Y cometemos el error que cometen muchos padres, el de no escuchar a sus hijos. Y así tiene que ser con la juventud: hay que escucharla y nosotros no la hemos estado escuchando.

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El origen

Las barras nacen de una subcultura juvenil, en donde lo que se busca es la pertenencia a un grupo determinado que compartan los mismos gustos. Ahora bien, se diferencia de una barra brava porque estas tienen unos rasgos más marcados como lo son: nacionalismo, xenofobia, exaltación de la fuerza física, virilidad agresiva, sentido del honor asociado con la capacidad de pelear y la demostración del más fuerte, haciendo que estos grupos sean de pensamientos radicales.

En la historia de las barras bravas, se han relacionado con el alcohol y las drogas, aunque no siempre es así, ya que si miramos la sociedad actual, en realidad encontramos que la juventud en general se relacionan con esas dos variables.

En nuestro país las barras mal llamadas “bravas” son conformadas por jóvenes entre los 13 y 26 años, ya que son muy recientes. En otros países, en las barras bravas hay personas de 50 y más años, ya que es una tradición más arraigada y el fanatismo es mayor.

Es decir que en Colombia todavía podemos encontrar las causas de ese rencor y rabia reprimidos entre estos hinchas, en primer lugar, se presenta una situación social, en donde un núcleo familiar violento genera más violencia, en segundo lugar, un factor económico que hace que el hincha desahogue sus problemas en un estadio de fútbol y en tercer lugar, una carencia de educación en el comportamiento.

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